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Déficit de personal calificado: un desafío creciente para la industria venezolana
La industria venezolana enfrenta una notable escasez de personal especializado, sobre todo en áreas tecnológicas como robótica, ciberseguridad e inteligencia artificial. Expertos señalan que la emigración masiva de profesionales y una brecha en la formación han generado un déficit que afecta principalmente a los sectores que invierten en modernización, mientras la informalidad laboral en el país supera el 50%.
La industria venezolana se enfrenta a una creciente dificultad para cubrir puestos que requieren alta especialización, un problema que se agudiza en el sector tecnológico. Según Luis Marín, director de la empresa de Recursos Humanos Pitágoras, ‘mientras más especializado sea el trabajo, más complejo es conseguir personal’, refiriéndose a la escasez de perfiles como tecnólogos, ingenieros mecatrónicos y desarrolladores de inteligencia artificial. Esta situación se atribuye en gran medida a la emigración. Un informe de la consultora Anova Policy Research revela que entre 2015 y 2021, la población en edad de trabajar se contrajo en 3.8 millones de personas, afectando principalmente a los segmentos más jóvenes y productivos. Richard Ujueta, presidente de la Cámara Venezolana de Comercio Electrónico, añade que los profesionales del área tecnológica fueron de los que más emigraron, atraídos por la alta demanda global de sus habilidades. A esto se suma la rápida evolución tecnológica, que ha dejado obsoleta la maquinaria industrial más antigua y exige nuevas competencias. No obstante, el impacto no es uniforme en toda la economía. Gil Lemus, presidente de la Cámara de Industriales del estado Lara, aclara que la escasez de talento afecta principalmente a las industrias que han invertido en tecnología en los últimos años, como la de alimentos y bebidas. Para solventar la situación, estas empresas han optado por contratar servicios de capacitación para su personal existente. El panorama se complementa con un informe del IESA, basado en datos de la encuesta Encovi, que sitúa la tasa de informalidad laboral en un 51%. Mientras disminuye la contratación en sectores de alto valor agregado como la manufactura o las telecomunicaciones, el empleo ha crecido en la agricultura y en servicios de bajo aporte al PIB, como reparaciones y comercio al detal, evidenciando una profunda distorsión en el mercado laboral del país.
Con información de: Diario El Aragueño