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La lactancia en Venezuela: Un privilegio ante el colapso del sistema de apoyo
A pesar de que el gobierno venezolano celebra altas tasas de lactancia materna, la realidad en los hospitales es muy diferente. El cierre de centros de apoyo, la drástica reducción de bancos de leche y la falta de personal capacitado han dejado a las madres sin el acompañamiento necesario, convirtiendo el acto de amamantar en un desafío que contradice las cifras oficiales y agrava la crisis de desnutrición infantil.
Yamileth, madre primeriza de gemelos, vivió un parto marcado por la ausencia. No pudo ver a sus bebés ni recibió orientación sobre cómo amamantarlos. Tras una cesárea de emergencia, uno de sus hijos fue trasladado de urgencia por múltiples complicaciones, mientras ella permanecía sola en la Maternidad de Los Teques. ‘Durante los primeros quince días, el bebé estuvo en cuidados intensivos solo le ponía hidratación. Después lo operaron y fue que me pidieron leche materna, pero se la daban con una inyectadora’, relató la madre. Cuando finalmente pudo estar con su hijo, el personal de enfermería no logró que el niño se prendiera al pecho ni le enseñaron cómo hacerlo. ‘Me dijeron que los bebés con condiciones así no pueden ser amamantados porque pueden tener complicaciones’, recordó. Esta afirmación contradice directamente las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y Unicef, que insisten en la importancia vital de la leche materna en estos casos. Sin información ni apoyo, Yamileth desistió y ninguno de sus gemelos fue alimentado con leche materna. Su historia es un reflejo del patrón que se repite en hospitales de todo el país, donde el sistema promete un acompañamiento que en la práctica no existe. Una activista en lactancia materna señala la profunda brecha entre el discurso oficial y la realidad hospitalaria. Aunque cifras del Ministerio de Salud y UNICEF indican que el 71% de los recién nacidos inicia la lactancia en la primera hora de vida, la especialista advierte que el acompañamiento estatal es insuficiente. La lactancia se basa en tres pilares: protección, promoción y apoyo, pero este último ha sido subestimado. ‘En los centros de salud, ni públicos ni privados, no se garantiza el apego oportuno, no se enseña a las madres a amamantar correctamente y no hay seguimiento. Lo que se traduce en que el sistema no está acompañando de manera adecuada’, aseveró la activista. El desmantelamiento del sistema de apoyo es evidente. ‘Mi Gota de Leche’, el único centro gratuito de capacitación en lactancia del Hospital de Niños J.M. de los Ríos que atendió a más de 79.000 madres, sufrió un «cierre técnico» en 2022 por falta de personal. A esto se suma la alarmante reducción de bancos de leche: de diez que existían en 2016, hoy solo funcionan dos, ambos con limitaciones. Un recorrido por el Hospital Materno Infantil de Caricuao comprobó que su «lactario» es únicamente un espacio para amamantar, sin disponer de leche humana donada. La falta de personal y formación agrava la crisis. ‘Aquí no hay espacio para lactancia materna. Hace como un mes vinieron del ministerio a dar charlas, pero no tenemos personal para eso’, admitió la encargada de citas de la Maternidad Santa Ana. En la Maternidad Concepción Palacio, el programa Mamá Canguro ofrece asesoramiento, pero está limitado a bebés prematuros. La carencia de personal formado es crítica; los pocos profesionales que dominan el tema lo hacen por autoformación. ‘El Ministerio de Salud redujo la coordinación nacional de lactancia a una sola persona, lo que frenó su aplicación en hospitales’, subrayó la especialista. Mientras tanto, las cifras oficiales pintan un panorama optimista. El Instituto de Nutrición afirmó que Venezuela alcanzó una tasa de lactancia exclusiva del 70%. Sin embargo, las organizaciones civiles no han podido verificar el origen de estos datos. ‘Hay dos puntos críticos que no se registran: el apego oportuno al nacer y la duración de la lactancia exclusiva. No sabemos de dónde salen esos datos’, alertó la activista, quien además sostiene que el elevado número de niños con desnutrición contradice estas cifras. La experiencia de Yamileth, y la de miles de mujeres, evidencia que en Venezuela la lactancia, más que un derecho garantizado, se ha convertido en un ideal pendiente.
Con información de: Diario El Aragueño